domingo, 12 de junio de 2011

El sexo ya no hacia efecto entre nosotros al parecer. Sentir que una noche de “pasión” no tenía el más mínimo efecto entre nosotros era nefasto. Mientras estaba con el, trataba de convencerme a mí misma que el me estaba amando de verdad, que el sexo no era algo totalmente físico.

Que lo haya buscado y que el me haya aceptado de compasión o de costumbre, estoy segura, era humillante. Pero antes que no estar con el, prefería que me use. Prefería que me tenga, mil veces. Me rompía la cabeza el intentar convencerme a mí misma que su roce y sus caricias eran sinceras. Pero no, algo no estaba para nada bien. Y me aterrorizaba.

Cuando terminamos, me daba vergüenza abrazarlo, y al parecer el también sentía lo mismo cuando me rodeo con el brazo. No dijimos palabra. Sentía miedo de los pies a la cabeza y no me atrevía a mirarlo a los ojos, porque tenía aún más miedo de ver la verdad.

Había mil kilómetros entre nosotros. Podía escuchar su respiración y sentir sus latidos, pero no podía sentirlo a él. No podía ser, que después de tanto, estuviéramos así. La distancia que había era humillante y no podía sentirme tan patética. Acababa de rogarle un poco de amor por compasión. Me había rebajado a eso, pero lo prefería así. Antes que no tenerlo, prefería esto.

El corazón me dio un vuelco cuando habló. Me ilusioné de repente, esperando escuchar las palabras que me podían salvar.

Y fue tan horrible cuando no las dijo. Cerré los ojos con fuerza y me tragué las lágrimas con tanto esfuerzo que sentía como me ardía la garganta. Apreté su mano para que me sienta, para que se olvidara de todo y solo recordase que era yo la que estaba ahí. Sin embargo, el no respondió y se levantó de la cama. Lo imité pero no puede pararme. Lloré en absoluto silencio, para que el no se diera cuenta y me tuviera aún mas lastima. Mis manos temblorosas limpiaban mis mejillas de las lágrimas y un hueco en mi pecho comenzaba a abrirse. Y pude sentir lo que era tener la certeza de que lo estaba perdiendo. Me paré y lo abrasé con fuerza. Eso lo sorprendió, pero devolvió mi abrazo de todas maneras. Era patético, pero no me interesaba. Necesitaba sentirlo, sentir que todavía era mió. Sentir que todo tenia sentido aún.

Soñaba con la idea de que si lo besaba, el recordaría lo que sentíamos, lo que significaba. Soñaba con la idea de que si hacíamos el amor esa noche, el se despertaría enamorado de nuevo. Y si no funcionaba, no se que iba a suceder.


Broken Smile

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