domingo, 26 de septiembre de 2010
Me miró a los ojos y pude ver su alma. Era tan hermoso. No se trataba del simple hecho de tenerlo solo para mí, de tener su cuerpo encima del mio, ni de sentir su aliento cálido que me abrazaba. Se trataba de saber, de entender que él si era mio. Que despues de tanto dudar, de tanto pensar, no hace falta pensar. El me estaba dando todo de él. Yo ya era suya, pero me volví a entregar a él para dejarlo claro. Lo miré a los ojos también, casi no hacia falta decirlo, pero lo hice... susurré un te amo y el me respondió lo mismo. La sonrisa en ambos fue istantanea y dejamos que nuestros corazones comanden el momento. Un beso, algo tan simple y delicado que abre las puertas del paraiso. Hoy y siempre, voy a ser de Él.
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